El
supuesta bosquejo, que muestra, los vetustos
muros, coloreados, del entramado urbano, parece más bien la obra de un artista,
que, en abundantes brochazos, quiso trasmitir, quién sabe, el colorido de las cosas atractivas de la vida
y no, la labor de pintores, de ¨brocha gorda¨, que pretendieron dar, un toque
pintoresco, a su lugar. Porque de eso se
trata, para asombro de todos, de la fotografía de un sitio.
Un
sugerente título, de la pintura, era la primera impresión favorable recibida, ¨Todo lo que
Usted Necesita es Amor¨ del pintor cubano Flavio Garciandía de Oráa, realizada en
óleo sobre tela, en 1973.
Se
reconoce como uno de los cuadros relevantes del arte nacional de la década de
los 70, del siglo pasado. Esta imagen se ha convertido en unos de los cuadros más
populares de la pintura cubana de los últimos tiempos y dio merecido renombre a
su autor.
Está
basado en una foto tomada por Roberto Fernández, fotógrafo de la revista de la
revista ¨Bohemia¨, la obra se tituló inspirada en una canción del conocido
grupo inglés, Los Beatles.
La
sonrisa plena, llena de sugerente invitación a compartir, su espacio, a
diferencia del misterioso rostro de ¨La Gioconda¨, de Leonardo Da Vinci, con su
enigmática e indescifrable expresión, pero, para mí, esta imagen nativa,
llegaba con igual carga emotiva.
La
obra artística, parece coexistir, en una especie de armonía con la naturaleza,
en que el artista cuida de cada pincelada hasta llegar a confundirnos y hacernos
pensar que estamos en presencia de una fotografía, sino fuera por pequeños
detalles, dejado a exprofeso, para identificar, esta expresión de la plástica,
en contraposición de la imagen fotográfica, se trabajó con los elementos propio del
movimiento del Hiperrealismo o Fotorrealismo.
El
cuadro original yace en el Museo Nacional de Bellas Artes, en Ciudad de La
Habana. Para un provinciano como yo, que
vive a 756 km de la capital del país, era una peregrinación obligada, ir a La Meca de la cultura Cubana, en el tema de las artes Plásticas.
Al
recorrer, el venerado inmueble, en sus bien iluminados salones, donde se
atesora, parte, del acervo material y espiritual de nuestro pueblo, plasmado con
maestría, por diferentes generaciones de artistas cubanos.
De
repente, la ¨vi¨. Parecía establecer una suerte de predominio con las obras en su
entorno, era imposible no quedar atrapado, en este cuadro, de amplio formato,
de 150 x250 centímetros, que ocupaba un espacio
importante dentro del recinto, sus sugerentes colores, la imagen vívida, la sonrisa, que habla, de la mujer del
cuadro, para cual sirvió de modelo, otra destacada pintora cubana, Zaida del Río,
ejercían un atractivo pleno, sobre los visitantes al museo. Alguien del
público, hablaba en susurro, sobre ¨los poderes¨ de la imagen pictórica.
No
sé por qué, pensé, en un antiguo vecino del barrio, que había enviudado hacia
algunos años, y tenía una pintura, con el rostro de su esposa. Cuando solía visitarlo,
me encontraba que hablaba con la imagen, no parecía pertúrbalo, la presencia de
un extrañó, en ese caso, solía decirle al cuadro, ¨…amor, espera un momento, ahorita
sigo¨.
En
todo lo demás, parecía una persona equilibrada, muy servicial. De alguna manera,
supongo, no podía renunciar a los
recuerdos de la persona que había comenzado a amar, desde una ya, según me cuenta, lejana primavera…
Con
el paso del tiempo comencé a entender a
mi vecino, con la convicción de que su devaneo, no era tal. Por
muchas razones, recordé la escena, años después, y el extraño comentario
escuchado en el sitio.
Cuando
comencé a valorizar, esta obra de arte, ante su presencia, no podía dejar de
entablar un imaginario diálogo mental, en una especie de dislate temporal, tal vez fuera el simbolismo, que yo creí
percibir en ella y su mensaje, de fuerte impacto, incluso, más allá del propio
lienzo.
Supongo,
que igual sensación, sintió otra persona amiga, ante la presencia de esta obra de arte, cuando un día descubrí, con
sorpresa, que ¨mi cuadro tropical¨, había viajado, para ser colgado, en la foto de portada de su muro.
Quizás,
ella no sepa, toda la historia de la pintura y el fuerte sortilegio que ejerce
sobre sus poseedores, por eso, no hago más que compartir, la información que
poseo, con la esperanza que apreciará, este modesto gesto, en un día, no
tan cualquiera de su calendario.
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