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Nurys, una legítima cubana
La vida entre colegas de trabajos que están sometidos al duro rigor de la separación de la Patria y la familia, suele ser estresante para todos.
La mayoría se crece positivamente y asimila las cargas con las que debemos convivir durante muchos meses, en ausencia de nuestras raíces, dejadas a dos días de vuelo de la Patria. Se crean nuevos hábitos y otros sueños dormidos y postergados, suelen despertar.
A Cuba, nos agarramos de muchas maneras, con las fotos de la familia, con el recuerdo de un presente de un hijo, con las canciones que no olvidamos, en el juego de pelota de una mañana de sábado, con la fiesta de Cubanía de todos los meses, en una fecha Patria para recordar, o tal vez de una manera más simple, respirando al compás de una cubana singular que representa muchas de las cualidades de la mujer del terruño.
Al pensar en ella, recordamos los versos del poeta Nacional de Cuba, Nicolás Guillén, en una introspección que nos lleva a nuestros orígenes y nos recuerda quiénes somos y el por qué de nuestra manera de actuar.
Arquitecta Nurys Videaux Abelardo |
Yoruba soy, lloro en yoruba
lucumí.
Como soy un yoruba de Cuba,
quiero que hasta Cuba suba mi llanto yoruba,
que suba el alegre llanto yoruba
que sale de mí.
Yoruba soy,
cantando voy,
llorando estoy,
y cuando no soy yoruba,
soy congo, mandinga, carabalí.
Atiendan, amigos, mi son, que empieza así:
cantando voy,
llorando estoy,
y cuando no soy yoruba,
soy congo, mandinga, carabalí.
Atiendan, amigos, mi son, que empieza así:
Adivinanza
de la esperanza:
de la esperanza:
lo mío es tuyo,
lo tuyo es mío;
toda la sangre
formando un río.
La ceiba ceiba con su penacho;
el padre padre con su muchacho;
la jicotea en su carapacho.
¡Que rompa el son caliente,
y que lo baile la gente,
pecho con pecho,
vaso con vaso
y agua con agua con aguardiente!
Yoruba soy, soy lucumí,
mandinga, congo, carabalí.
Atiendan, amigos, mi son, que sigue así:
el padre padre con su muchacho;
la jicotea en su carapacho.
¡Que rompa el son caliente,
y que lo baile la gente,
pecho con pecho,
vaso con vaso
y agua con agua con aguardiente!
Yoruba soy, soy lucumí,
mandinga, congo, carabalí.
Atiendan, amigos, mi son, que sigue así:
Estamos juntos desde muy lejos,
jóvenes, viejos,
negros y blancos, todo mezclado;
uno mandando y otro mandado,
todo mezclado;
San Berenito y otro mandado
todo mezclado;
negros y blancos desde muy lejos,
todo mezclado;
Santa María y uno mandado,
todo mezclado;
todo mezclado, Santa María,
San Berenito, todo mezclado,
todo mezclado, San Berenito,
San Berenito, Santa María,
Santa María, San Berenito,
¡todo mezclado!
jóvenes, viejos,
negros y blancos, todo mezclado;
uno mandando y otro mandado,
todo mezclado;
San Berenito y otro mandado
todo mezclado;
negros y blancos desde muy lejos,
todo mezclado;
Santa María y uno mandado,
todo mezclado;
todo mezclado, Santa María,
San Berenito, todo mezclado,
todo mezclado, San Berenito,
San Berenito, Santa María,
Santa María, San Berenito,
¡todo mezclado!
Yoruba soy, soy lucumí,
mandinga, congo, carabalí.
Atiendan, amigos, mi son, que acaba así:
mandinga, congo, carabalí.
Atiendan, amigos, mi son, que acaba así:
Salga el mulato,
suelte el zapato,
suelte el zapato,
díganle al blanco que no se va…
De aquí no hay nadie que se separe;
mire y no pare,
oiga y no pare,
beba y no pare,
coma y no pare,
viva y no pare,
¡que el son de todos no va a parar!
mire y no pare,
oiga y no pare,
beba y no pare,
coma y no pare,
viva y no pare,
¡que el son de todos no va a parar!
Nurys es toda energía, como suelen ser los huracanes que azotan a nuestra Isla, cuando aparece todo se revuelve, todo se agita. Se caracteriza por su temperamento extrovertido que suele acompañar por su vibrante voz, más propio para tribunas, que para la intimidad en la sala de la casa de nuestra colega Muma, donde suele quedarse en sus visitas a Windhoek.
Trato de imaginármela en su hogar de Swakopmund, un hermoso pueblo de veraneo de la burguesía local, ubicado frente al mar. Cómo se sentirá en su apartamento, rodeado por inquilinos que heredaron las circunspectas costumbres de la vida europea.
Cuánta tortura por moderar su metal de voz, escuchar en un susurro nuestra música, esa que se pone a todo volumen en nuestros hogares, cuidando sus pisadas, para evitar la inevitable llamada telefónica, de la vecina, a la policía local para denunciar a una "excéntrica" extranjera que vive en el piso de arriba.
Pienso en el fondo financiero de nuestro grupo y temo por él, si ella está presente nuestras arcas quedarán vacías, alguna fiesta en cierne nos amenaza, los motivos, es que acaso hace falta motivos para una cubana de la tierra, una fiesta de cumpleaños, una actividad recreativa, una fecha señalada, la despedida y la venida de las vacaciones o la nota de aprobado en la escuela del hijo de la hermana de una colega de trabajo.
Es luchadora de todas las causas, las que se ganan y las que se pierden, arremete, como El Quijote, contra todos los Molinos de Vientos, incluso los que están por construirse, y me pide que cambie el mundo, con su gente y sus leyes, en el breve período en que el destino me asignó esta función, tal vez ingrata, pero necesaria, que asumo con entereza y consciente de su importancia, en ayudar a organizar a nuestra gente y aprender todos los días un poco más de ella.
Estoy seguro que al finalizar la misión serán los gratos momentos vividos, en el colectivo, los que quedarán para contar, atrás en el olvido fenecerán los sinsabores padecidos.
Dejemos que hable Nurys, a través de sus líneas, los textos que hoy les muestro son difíciles de asimilar en su totalidad, porque fueron escritos para un colectivo que estuvo presente y vivió una determinada experiencia, pero yo confió en su imaginación, para que disfruten los sentimientos de esta cubana, con su singular manera de decir.
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