Parece ser que el intrusismo profesional está de moda. Debían saber que hay un grupo de profesionales que tienen las herramientas técnicas para actuar con sobre el espacio físico.A otros les corresponden hacer los sueños realidad, o postergarlos para mejores momentos, por razones materiales o financiera.
Los juicios suelen ser diversos están vinculados a esa manía que se hereda desde la época primitiva de dejar su impronta, por suerte ya superada, pero, aún, en estado latente.Otros no hacen bien el necesario papel de asesores, por aquella errónea, y poca valiente posición, de no ir a contracorriente, a pesar de estar pertrechado de sólidos conocimientos técnicos, con lo cual hacen un daño invaluable a la hora de la toma de decisión. A veces es la presunción de los actores de que son dueños de los saberes y subvaloran el papel de la participación colectiva, apreciándola como herramienta responsable de ralentiza los procesos en el logro de metas más expedita.
La ciudad es una estructura compleja donde sus ciudadanos interactúan en el ámbito productivo y social, con visiones e intereses diferentes sobre el espacio, por demás finito, y por eso, es motivo de conflicto, lo cual lleva a una lógica conclusión: actores, decisores y ciudadanos, deben unirse, aprovechando las sinergias, en el logro de metas comunes.
En ese esfuerzo de ordenar ¨el caos¨ vienen los planificadores físicos participando en la elaboración de Planes, con el esfuerzo de todos, para uso por decisores y actores de la ciudad, permitiendo hacer crecer el entramado urbano con nuevos proyectos urbanísticos, arquitectónicos y culturales, en una urbe ordenada, donde se conoce el uso y destino del suelo en todo su espacio citadino.
Soñamos con tales propósitos, y nos esforzamos por hacer realidad la utopía. Tanto esfuerzo de prestigiosos profesionales, con una sola meta en común:
¡Hacer feliz a la humanidad que en ella hábitat!
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