Esta región montañosa
está llena de significados asociados a sus valores naturales, histórico-culturales
y económicos. En un plano más íntimo está cargado de recuerdos profesionales y personales.
Al recorrer su abrupta topografía es posible apreciar la gran cantidad de lugares vinculados con la
historia patria, desde la gesta liberadora a partir del año 1868
hasta los más recientes acontecimientos de los rebeldes, encabezado por
Fidel, en la montaña cubana.
El macizo montañoso más importante del país se extiende por
la parte sudoriental de la nación y
abarca el territorio de las provincias de Granma,
Santiago de Cuba y Guantánamo.
Comprende alrededor de 250 km de la costa sur oriental de
Cuba, desde Cabo Cruz hasta la Punta de Maisí.
Su más alta elevación es el Pico Real del Turquino
con 1 972 msnm que es su punto culminante.
La Sierra Maestra posee una rica flora y fauna, donde se localizan
parques naturales importantes como, el Parque Nacional Turquino y El Parque
Nacional La Bayamesa. Posee excelentes condiciones naturales para el
desarrollo del Turismo de Naturaleza.
Los territorios montañosos necesitan de una atención
diferenciada teniendo en cuenta que son zonas ecológicamente frágiles, con una
rica biodiversidad y potencialidad para
el desarrollo de actividades y producciones exclusivas, como el café y forestal ; son espacios con difícil
accesibilidad que demandan de una adecuada y no siempre lograda infraestructura
económica y social, donde se debe posibilitar la integración territorial, preservando la identidad cultural e
histórica.
Por eso ha habido una preocupación permanente de las
autoridades por el desarrollo de la zona montañosa con el propósito mejorar las
condiciones de vida de la población serrana, proteger el medio ambiente, sin
descartar el incremento de las actividad
productiva de forma sostenible.
Para su materialización los estudios de ordenamiento
territorial pretenden lograr estas metas con un enfoque integral a los problemas
económicos, sociales, naturales y constituye una base sólida para garantizar la
promoción de modelos de desarrollo socio económico sostenible en los sistemas
montañosos.
Estas visiones integrales constituyen metas de trabajo para diversos actores del territorio bajo la
influencia de un escenario particular donde la belleza del paisaje impresiona
por el verdor de sus montañas, su relieve, con elevaciones y escarpas que son cortadas por numerosos de ríos, pero en ese entramado
natural nada es comparable al hombre y la mujer de la montaña, ese ser humilde
donde parece concentrarse, en un reservorio especial, las mejores cualidades
del cubano.
Una parte importante de ese espacio físico pertenece a la
provincia de Granma donde un 26 % de su
territorio es montañoso.
Es, además, escenario de trabajo de un grupo de
profesionales que atienden los problemas urbanos y territoriales de la
provincia.
El comienzo de nuestra vida laboral esta indisoluble ligado a este
espacio montañoso donde es necesario aplicar los conocimientos aprendidos y
adaptarnos a un ambiente inusual donde de muchas maneras nos reencontramos con
nuestras raíces.
Por eso las evocaciones son inevitables y los días de
trabajo sumaban nuevas experiencias laborales y humanas en el intento de
dominar el espíritu indomable de la montaña, en mi caso mi colaboración técnica
en la república de Namibia me hizo descubrir raíces comunes, aún en las
marcadas diferencias entre países.
Recuerdo a mi amiga Lourdes recién graduada participando por
primera vez de un recorrido por las lomas
en un microbús y para curiosidad de sus colegas la veíamos alternativamente cambiar de asiento, unas veces a la derecha y otras veces a la izquierda del transporte, en función de la
escarpa que se visualizaba por la ventanilla del carro. Una sonrisa condescendiente
aparecía en mi rostro que me preguntaba cuál sería la lógica de tal acción si
pasaba la tragedia que Lourdes irreflexivamente quería alejar.
Pero no era un problema de género, por supuesto, una actitud
parecida sucedió con un asesor extranjero, especialista en viales, que ya cerca
de una loma que tiene una impresionante pendiente
buscó sin encontrarlo el cinturón de seguridad de un viejo Was, pero
seguro transporte de la época soviética, y ante su interrogante se le aclaró que nunca lo tuvo. Para no dudar en
bajarse con el rostro descompuesto y a puro
nervio emprender el fatigoso camino a pie mientras el carro seguía su
desafiante y tal vez irresponsable marcha.
En las semanas de trabajo en los municipios montañosos
nuestro degastado transporte nos llevaba hasta las cabeceras municipales y el
equipo técnico se montaba en fuertes camiones madereros conocido por Kp3 para
desafiar caminos intransitables de
montaña, abriéndose paso entre riscos y cruces de ríos para transportar su
valiosa carga.
Recuerdo con simpatía a mi amiga Deiby por su forma campechana de hacer su labor mientras busca información, para
un estudio técnico, conversaba amigablemente con una campesina que lavaba en el
río sus ropas indagando sobre datos del lugar mientras mi colega atendía con gran esmero y responsabilidad la
lata de ropa que hervía la serrana.
Cierto día que se me dio la encomienda de ubicar un número
de viviendas en un lugar muy intricado de la serranía y me vi obligado a dejar el
carro en un lugar conocido como el Hombrito después de un largo viaje desde la cabecera municipal y avanzar a pie, en un ascenso interminable, por
canarreos cubierto de agua hasta mis rodillas para cumplir el trabajo
encomendado.
Sobre valoré mi esfuerzo hasta que descubrí que estaba en
una zona próxima al lugar donde radicó el puesto de mando de la columna del
Che, cerca del cual estuvo la emisora radio Rebelde y donde los combatientes
habían instalado en esa época una
escuela, una fábrica de zapatos, una talabartería, una armería, una hojalatería
y una herrería. Ellos convirtieron el heroísmo en algo cotidiano.
Nunca las duras condiciones de la montaña fueron obstáculo
para llegar a los lugares más recónditos ya sea con transporte automotor,
caballo, mulo o en largas caminatas.
De esta manera se ubicaron
y construyeron decenas de consultorios médicos, hospitales, viviendas, escuelas,
salas de televisión, centros de servicios y de infraestructura técnica.
Mejorar las condiciones de vida de la población serrana es
una deuda que nunca podrá ser adecuadamente saldada, pero debemos intentarlo sin
cansarnos.
(Texto e imagen gráfica José Alberto Zayas Pérez. Fuente tomada
de Internet)