La Habana es Cuba, y lo demás es área verde¨, rezaba un viejo slogan, referenciado una realidad del país, de más de medio siglo atrás, cuando el desarrollo urbano se concentraba básicamente en la capital de la nación. Mientras en muchas capitales latinoamericanas se multiplicaban varias veces su población, en la ciudad de La Habana el crecimiento fue más lento y racional con una política de mejoras dirigidas al desarrollo de su sistema de asentamientos, fundamentalmente en las capitales provinciales y municipales.
Una de las actividades vitales en el estudio de las ciudades
son sus áreas verdes las cuales tienen una gran repercusión en su conformación
espacial y en la calidad ambiental de las urbes.
En el caso de la ciudad de Bayamo presenta uno de los
principales indicadores que miden la actividad, con algo más de 23
metros cuadrados de áreas verdes por persona, muy favorable, si lo
comparamos con los recomendados por la Organización Mundial de la Salud y las
Naciones Unidas que plantean, al menos, entre nueve y dieciséis metros
cuadrados de áreas verdes por persona.
Leo en Internet, a modo de referencia, que en Latinoamérica
destaca la ciudad de Curitiba en Brasil, con 52 metros cuadrados de áreas
verdes por persona y en su reverso la ciudad de Buenos Aires con menos de dos.
En el caso de la ciudad de Bayamo, la cifra no refleja
realmente el impacto favorable que tiene para sus habitantes dado que hay un
desbalance marcado en su distribución.
En el indicador se engloban los espacios verdes que se ubican
mayormente en los suburbios, como el parque Granma. Hacia el interior del
entramado urbano se edificaron, en las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado,
nuevos conjuntos residenciales en las zonas de Nuevo Desarrollo, como
Jesús Menéndez y Antonio Guiteras, que se encuentran arborizados, respondiendo
a proyectos previamente concebidos.
En igual sentido se fomentó un bosque de caobas en el actual
reparto Carlos Manuel de Céspedes. Un área que está actualmente mermada
por la acción del hombre sobre su entorno.
En la misma dirección los planes urbanos previeron, un
área verde de 900 metros de extensión y de 50-70 metros de ancho en la entrada
de la ciudad para mejorar la imagen urbana y amortiguar el ruido y el polvo
generado por el intenso tránsito de la Carretera Central, vía Santiago de Cuba.
Lamentablemente, por diversas razones, ese espacio verde se ha ido
transformando paulatinamente en área construida.
En Bayamo existe un déficit considerable de áreas verdes al
norte del ferrocarril y centro de la ciudad, debido a la gran compactación de
viviendas y la carencia de áreas disponibles para desarrollar las mismas. En el
resto de la ciudad uno de los problemas fundamentales es la falta de arbolado
en vías y arterias principales, donde se siembra excesivamente arbustivas, que
además de dificultar la visibilidad vial, no ofrecen la ansiada sombra al
peatón, desconociéndose las características diversas del arbolado que puede adecuarse
al espacio disponible y a las restricciones técnicas de la zona.
Falta mucho por hacer para lograr una mejor distribución de
las áreas verdes en el espacio urbano. Se requiere restituir el arbolado
envejecido, reponiendo el mismo donde las acciones puntuales de desarrollo
urbano precisen realizar la talad. Hacer una correcta selección de las especies
adecuadas en función del lugar donde serán ubicadas. Trabajar en el
diseño y manejo de las técnicas de selección de especies para ser plantadas, que
incluya la poda a tiempo y en proporciones adecuadas. Lograr un incremento de
la producción de postura en viveros para la reposición de árboles con la
variedad ajustada al sitio a plantar.
Estas acciones, y muchas más, se pueden hacer para que haya
armonía entre el espacio natural y construido, donde las áreas verdes juegan un
papel destacado en la belleza de las ciudades y brindan confort
climático a sus habitantes.
* Lynch, Kevin: La Imagen de la Ciudad, Ed. Ciencia y Técnica
Instituto del Libro, Cuba, 1970.
Bibliografía consultada, El Plan General de Ordenamiento
Urbano de Bayamo.