domingo, 15 de octubre de 2017
Más que para gusto, se han hecho los colores.
Por: José Alberto Zayas Pérez
Les ofrezco: cinco grados menos de temperatura en el interior de su vivienda. Demando: unos minutos de su tiempo.
No hay que esperar una centuria para padecer los cambios bruscos en el aumento de la temperatura. Hay que pasar de la etapa de preocuparnos por los cambios climáticos a ocuparnos en acciones concretas en los disímiles campos del saber.
Los problemas deben dejar de inquietarnos para realizar lo que nos corresponde; pienso en las situaciones bioclimáticas de muchas de nuestras viviendas, asociadas a su diseño o construcción, en algo aparentemente tan intrascendente como los colores con los que pintamos, enchapamos o cubrimos los pisos de casas, instalaciones productivas, de servicios o espacios públicos.
En las últimas décadas, los problemas climáticos asumen el protagonismo: huracanes, fuertes lluvias, inundaciones, prolongadas sequias, elevación de la temperatura…, obligando a perfeccionar los planes de contingencia ante los retos de la naturaleza.
Sabemos que en la mayor parte de los casos se sustituye la vivienda tradicional por una casa provista de cubierta con losa de hormigón armado (placa), buscando mayor seguridad, calidad y duración y, en no pocas ocasiones, su diseño y construcción revelan serias deficiencias en su comportamiento bioclimático.
El término diseño bioclimático o arquitectura bioclimática es relativamente reciente. Radica en optimizar la relación hombre-clima mediante la forma arquitectónica.
La arquitectura bioclimática consiste en el diseño de edificios teniendo en cuenta las condiciones climáticas, aprovechando los recursos disponibles: sol, vegetación, lluvia y vientos para disminuir los impactos ambientales.
Leí en un artículo, de una enciclopedia digital, que los altos puntales se consideran recurso esencial para el diseño bioclimático en climas como el de Cuba, lo cual es válido cuando se trata de edificaciones de una sola planta con cubiertas ligeras expuestas a la radiación solar, pues el puntal alto aleja de las personas la fuente emisora de calor radiante, por tanto, de la sensación de calor percibido.
En cubiertas pesadas, el efecto de la elevación del puntal en la temperatura apreciada es despreciable, por eso la decisión de diseño no se justifica desde el punto de vista económico.
Mejores resultados podrían obtenerse reduciendo la capacidad de luz absorbida por la superficie exterior de la cubierta. Por ejemplo, con solamente pintarlas de blanco, la sensación térmica interior puede reducirse hasta en cinco grados.
En el diseño de las nuevas urbanizaciones se observará en su trazado la dirección de los vientos predominantes para favorecer el régimen de brisas en los espacios edificados, que contribuya a disminuir la radiación solar; además de una adecuada orientación de las instalaciones con respecto a la luz solar, en dependencia de las actividades a realizar. En el mismo sentido, el uso de colores claros en la edificación disminuye la sensación térmica. El empleo de la vegetación reduce el efecto de la radiación solar y el calor absorbido por las edificaciones y los pavimentos, contrarresta el efecto de “isla de calor urbano”, que se caracteriza por su dificultad para disipar el calor durante las horas nocturnas, mejoran el microclima térmico, purifican el aire y modifican los patrones de flujo del viento.
Cumplí mi compromiso de divulgar las maneras para mejorar la relación del ser humano con la naturaleza, solo espero con ansias el fin de semana, provisto de short, gorra, escoba, brocha y una tanqueta de pintura blanca, para acometer la tarea.
Cinco grados menos de calentura dentro de mi vivienda es una oferta demasiado tentadora para no probar, ahora que se acerca el verano, con su carga de agobiante calor.
( Temas consultados: Arquitectura bioclimática, Arquitecta. Doctora en Ciencias Dania González Couret. ISPJAE. Enciclopedias Wikipedia y EcuRed)
*http://lademajagua.cu/wp-content/uploads/2017/05/P–gina-3-2.pdf
Edición impresa 1334 del semanario La Demajagua, sábado 20 de mayo de 2017
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