Cuando apenas tenía unos pocos meses de estar en
Namibia la lectura de las páginas de Internet y el incipiente conocimiento que
ya empezaba a adquirir de su rica geografía me hizo  elaborar un artículo
intitulado, “Lo Real Maravilloso de Namibia”. 
Ahora, después de recorrer su
vasto territorio, muchas imágenes  forman
parte de los recuerdos pasados y recientes, que deseo compartir con ustedes
acompañado por aquel primer texto lleno de admiración por este pueblo y
su fabuloso medio ambiente.
Estamos ante un inmenso territorio. El país se divide en
tres regiones físico geográfica: el desierto de Namib, una meseta Central y el
desierto de Kalahari
Pero esta caracterización no nos permite visualizar toda
la riqueza paisajística y faunística de estas tierras, con sus numerosos 
accidentes geográficos, encabezado por grandes ríos, su variada fauna Africana,
sus importantes  parques naturales,  como el Parque Nacional de
Etosha.
Su gran desierto, el Namib, considerado el más viejo del
mundo y abarca una gran extensión que  va desde el río Orange, que traza
el límite con la república Sudáfricana, en su porción Sur, hasta el río
Kunene,  que tiene borde fronterizo con la república de Angola, en su
límite norte.
Otro panorama que impacta los sentidos, se recibe
cuando  se recorre la tierra Namibiana, en un dilatado embrujo 
paisajístico que se prolonga por de más de 2 000 Km, de sur a norte.
En su parte Sur,  destaca su zona desértica, con su
gran planicie, quemada por el ardiente sol, con una raquítica vegetación
adaptada a las condiciones extremas de las zonas áridas y donde la ganadería,
la pesca y los recursos mineros, en especial sus famosos diamantes
aluviales,   dan vida a la actividad productiva local.
En esta zona, el paño ocre amarillo parece romperse por
un semillero de  colinas que aparecen de la nada, que junto con sus
cadenas montañosas, le dan al sistema Orográfico, diferentes formas y
colores,  donde  la erosión ha ido tallando las diversas formas de
una manera caprichosa.
Al norte, la naturaleza nos regala, en una muestra de su
vigor,  su rica fauna, favorecida por su copiosa  vegetación, donde
la abundancia de grandes ríos y el escurrimientos de las aguas en época de
lluvia,  muchas veces desde territorios vecinos, como la zona sur de
Angola, hace florecer la vida…es común
ver jirafas, elefantes, leones, cocodrilos, hipopótamo... que sólo son visibles, en
nuestros países, en las visitas al Zoológico.
No sin razón,  se localizan en esta zona,  los
mayores conglomerados humanos, animal y vegetal del país. 
Si los grandes escenarios impresionan por su extensión,
no menos impacto sentiremos al descubrir pequeños, y no tan pequeño espacios,
creados por la actividad creadora del hombre y reconocer los valores culturales
y las tradiciones de este pueblo milenario. 
Explorar  los  sitios que  nos da la
naturaleza, erigidos en  lugares notables, en un  paciente trabajo de
millones de años.  O tal vez, el disfrute único,  de saber de 
la existencia de un   “objeto caído del cielo” que alberga en su
territorio, como el meteorito de Hoba.
Conocer la historia del pueblo fantasma de Kolmannskuppe
o Kolmanskop, en  dialecto africano. Un sitio nacido con la “fiebre de los
diamantes”, donde palpita el mismo espíritu del  oeste Norteamericano, con
su bien conocida “fiebre del oro”, y hoy yace silencioso, arropado por la arena
del desierto, después que su último habitante lo abandono, hace más de 50
años. 
Hacia el norte encontramos el  parque de Ruacana,
con sus hermosas Cataratas cayendo estruendosamente, a cientos de metros de
altura, para dejar una fuerte emoción en el visitante, o trasladarnos,
 una vez más al  sur,  para  recibir la fuerte impresión
que provoca  la contemplación del Cañón del río Fish, que es uno de los
cañones más largo del mundo. Ilustrarnos con  la historia del Bosque
petrificado de Khorixas; asombra saber que  la edad de los fósiles que
allí se encuentran son de unos 260 millones de años.
Podríamos seguir en esta especie de encantamiento,
descubriendo muchas de las realidades maravillosas de este país,  
nutrirse  de las historias y las bellezas de esta Tierra, que hoy renace
con redoblada fuerza, pero todos tenemos un poco  alma de exploradores y seguramente deseamos encontrar nuestras propias revelaciones, que lo disfruten...
 (Fotos del Autor)
 
















 
 





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