viernes, 26 de septiembre de 2014

Las pequeñas cosas

“Disfrute de las pequeñas cosas . Un día usted mirará hacia atrás y se dará cuenta de que era las grandes cosas”.
Un llamativo cartel en uno de los lugares más pintoresco de Windhoek, la capital de Namibia, me hizo reflexionar, recordándome la pronta partida de un grupo de profesionales vinculado al sector de la construcción y el planeamiento físico que laboramos durante casi cuatro años  en este país hermano.
Cuando se acerca  el momento de la despedida cada uno de nosotros tiene cosas para guardar y llevar consigo.
Las motivaciones son diferentes y el cargamento material y espiritual también.
En mi caso, recuerdo un comentario que me hizo el embajador de Cuba en Namibia, Carlos Manuel Rojas Lago, a la salida de una reunión de trabajo “...has vivido una experiencia que nunca soñaste que te pudiera acontecer” y por supuesto él tiene toda la razón.
Lo más impactante y que deja profunda huellas en los recuerdos, son las personas, las que nos acompañan en el trabajo diario y las que conocemos por azar de la vida.
El contacto cotidiano con los colegas de labor en los momentos de alegría y cuando se precisa enfrentar los inevitables conflictos en personas que laboran en un contante estrés por la ausencia de sus seres queridos. 
Los duros momentos vividos cuando un amigo nos dice adiós de forma repentina y la necesidad de encarar esa triste realidad.
Los retos son alto, la añoranza por la separación también, cada cual busca su propia receta para estos males y a veces descubrimos con asombro cuanta potencialidad dormida se esconde en cada uno de nosotros. 
Más allá de la satisfacción por haber cumplido exitosamente con nuestra labor, están las impresiones que vamos recibiendo y de alguna manera parecen tener vida propia y se va transformado en el breve espacio temporal en que discurre la vida en esta tierra.
En mi caso  la llegada a suelo africano, me produjo asombro y frustración. Asombro ante la belleza del paisaje natural y construido, al poder ponerme en contacto con los valores culturas de este pueblo.
Frustración al descubrir el pobre trabajo de los medios masivo de comunicación al trasmitir una imagen  parcializada del continente Negro que me hizo escribir un artículo de desagravio que intitule, “Asumir África con otra Mirada”.

Reconocer las huellas de una historia de saqueo y genocidio contra los pueblos originarios y contactar en el tiempo la persistencia de los grandes contrastes  que hoy divide a la sociedad y que requerirá mucho esfuerzo y trabajo su eliminación.
Mirar a África en toda su riqueza perceptiva que va más allá de la imagen negativa  que nos vendieron, asumiendo sus valores culturales y sus habilidades en muchos campos del saber humano.
Despojarnos de prejuicio en la lectura de su realidad y abandonar el intento de asumirla en un simplificado “blanco y negro”. 
Tomar conciencia del proceso de transculturación que ha venido ocurriendo y los  gestos de reafirmación, de parte su población,  hacia la única patria que conocen, el lugar donde nacieron y donde descansan muchos de sus ancestros.
En el plano personal es muy difícil llevarse objetos que simbolicen la etapa vivida y que el inclemente tiempo no convierta, más temprano que tarde, en cosas inservibles.  
Si de objetos materiales se trata, algunos de ellos ni siguiera esperaron por mi regreso para abandonarme.
Lo que es motivo de chanza  de mis siempre ocurrentes compatriotas que preguntan  si los compré en la “prestigiosa” cadenas de tiendas, Foschini, en burlona alusión a la popular y asequible,  ChinaTown.
Sin negar la posibilidad de cubrir necesidades materiales más perentorias, prefiero apropiarme de símbolos más duraderos.
Algunos son objetos inanimados que rodean nuestro entorno visual  y pasan inadvertidos para nuestras ocupadas mentes.
Otros son rostros humanos que toleran comprensivos mi tardía afición por la fotografía y mi  necesidad de socializarlos con la secreta esperanza de que ellos también tengan su espacio por derecho propio, más allá de este texto.  
Todos ellos  son parte del alma de la ciudad de Windhoek y ¿por qué no? de Namibia, de alguna manera permanecerán en los recuerdos y estoy seguro que sobreviran, a pesar de todo, a la prueba del tiempo. (Texto e imagen gráfica José Alberto Zayas Pérez. Pintura de la argentina Paloma Penna)

martes, 16 de septiembre de 2014

Incansables verdades…

Recuerdo, que una vez, le preguntaron a un dirigente, apreciado por nuestro pueblo, porque era tan reiterativo en sus famosos discursos y su respuesta fue aleccionadora, la esencia de lo expresado se resumía en  que hay verdades que llevan más de dos mil años repitiéndose de forma sistemáticamente, sin cansarse en su discurso sus portadores.
Tal vez 16 años sea un tiempo breve en la historia de la humanidad, pero es un lapso de tiempo importante en la vida de un ser humano. Por eso nosotros no debemos cesar en reiterar nuestras verdades, ni abandonar la lucha.
Sabemos, que en este mensaje de paz, podemos contar con  el acompañamiento del  pueblo noble de los Estados Unidos y los amigos de todo el mundo.
Cinco jóvenes cubanos, fueron encausados en Miami a través de un juicio lleno de irregularidades y actualmente tres de ellos sufren prolongadas condenas, Antonio Guerrero Rodríguez, Ramón Labañino Salazar y Gerardo Hernádez Nordelo, sólo por dedicar lo mejor de sus vidas al noble propósito de proteger a su pueblo de acciones criminales y violentas contra nuestra nación y el propio pueblo norteamericano. 
La decisión es inaplazable presidente Barack Obama, repare la injusticia cometida, no ignoramos los obstáculos a vencer, pero sólo piense en estas palabras de José Martí,
 “…Aplazar no es nunca decidir”

viernes, 12 de septiembre de 2014

Historias prohibidas…

Hace un tiempo atrás escribía en un artículo intitulado  "… Clínicamente Muertos", donde decía, “…Siempre que pienso en monumentos, y en el mundo se hacen muchos, creo que falta uno muy especial, el monumento a la "mujer cubana" y si hubiera para dos,  el obelisco a la "creatividad del cubano". Ustedes instituyen las razones, mi pueblo lo siente muy adentro.
El cubano es reflejo de todas las características del latino, pero adicionalmente ha incorporado a su personalidad instintos condicionados por la adversidad, provocada por las  limitaciones económicas, que le han permitido sobrevivir a las más duras pruebas…
Se manifiesta en su carácter solidario, su optimismo y en un comportamiento, que yo prefiero nombrar, “filosofía de la resistencia…”
Ahora el tema del Bloqueo contra nuestro país vuelve a la palestra con renovada fuerza, si es que alguna vez estuvo ausente de la mente de los cubanos donde cada día debe enfrentar con optimismo las duras pruebas que en el orden material y no sé por qué en el apenas abordado daño espiritual que ha infringido a nuestra gente.
La mayoría de la población cubana nació bajo el Bloqueo. En la primera mitad de la década de los años 90, del siglo pasado, el pueblo Cubano vivió una de las pruebas más dura de nuestra  historia, por la situación afrontada en casi 5 años de duro batallar, conocida como “Período Especial”.
Con la caída del campo Socialista, la economía sufrió un impacto, con la pérdida de la mayor parte de nuestro comercio Exterior y un brusco descenso del Producto Interno Bruto.
Son cifras frías, que no muestran lo que significó para el ciudadano común. En ese período, con las  ciudades a oscuras, o como dicen los ocurrentes dominicanos, "con algunos alumbrones” que refleja mejor, las escasas horas de luz, de los cotidianos apagones eléctricos.
Con apenas transporte público, bajo la inusual niebla de los atardeceres, envolviendo a mi ciudad, Bayamo, que empezó a cocinar con leña y carbón, en muchos de sus  hogares, a falta del necesario combustible.
Pagando a precio  de oro los alimentos y cada uno de las cosas vitales y  necesarias, para nuestra propia supervivencia, a pesar del esfuerzo del Estado, por proteger a los grupos vulnerables, en especial sus niños, ancianos y mujeres embarazadas,  y a  su población, con  al menos, lo mínimo imprescindible para garantizar la existencia.
Con nuestras mujeres haciendo proezas en el hogar, creando, con una habilidad increíble, platos culinarios, carentes del aliño y el necesario sustento proteico, para estimular  a  sus  hijos a consumirlos, en un desesperado esfuerzo por la supervivencia. Privándose muchas veces de su propio alimento, para reforzar la alimentación  de la familia,  en esa batalla por la vida.
Recuerdo en esos días, a nuestras, en apariencia, frágiles mujeres, mantener  la belleza femenina, aplicando  los más variados consejos de la abuela. Sentir su risa con la ocurrencia de un hijo o sufrir con la nota baja, en la escuela, del otro.
A falta de transporte, subirse en una bicicleta para recorrer diariamente, en no pocos casos, más de 20 kilómetros, en viajes de ida y regreso, al trabajo o a la casa de estudio, y nuevo de vuelta al hogar, para enfrentando cada día con valentía  los avatares  de la crítica situación del país.
En un bloqueo   más recrudecido que nunca, para dar   el golpe  definitivo  a la Revolución herida.
Si hubiera duda  del propósito del llamado "Embargo Económico, Financiero y Comercial" bastaría releer las palabras pronunciada por el subsecretario de Estado, Lester D. Mallory en  abril de 1960, y recordada por el canciller Cubano Bruno Rodríguez Parrilla  en la Asamblea General de las  Naciones Unidas, en Noviembre del 2012, y cito “provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria [...] debilitar la vida económica negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno".
Nuestro pueblo ha sufrido en carne propia un hostil acoso durante décadas; la historia de estos años de Revolución es la sumatoria de pequeños fragmentos de las vidas de cada uno de sus habitantes, en incesante lucha por la supervivencia. Es el relato de la existencia de un pueblo que paga un precio muy alto por su independencia.
De Planificadores a Agricultores.
Los años duros del Periodo Especial habían comenzado. Mi institución vinculada al Ordenamiento Urbano y Territorial de la Provincia de Granma  no era ajena a esta realidad del país, en nuestro Consejo de Dirección se discutía con fuerza como mantener nuestro trabajo en esas difíciles condiciones, el combustible disponible apenas llega al 15 % de lo que recibíamos hacia unos pocos meses atrás,  no había suficiente electricidad para mantener funcionado los equipos de oficinas y eran muy escasos los materiales gastables.
El dilema era cerrar la institución  y perder   años de esfuerzo en la formación de un especializado colectivo de profesionales de ingenieros, arquitectos, geógrafos y eficientes trabajadores o ganar el tiempo necesario para volver a comenzar en otras condiciones. La solución, la única que parecía sugerir la  supervivencia, una finca cubierta de marabú que con el esfuerzo de todo produjo alimentos vitales para el colectivo.
Resistir es vencer
Otra pequeña parte de sus trabajadores continuaban cumpliendo en situaciones precarias con las metas de nuestra institución, esta vez vinculada a estudios técnicos asociado a la producción de alimento, comenzaba a gestarse uno de los programas de más impacto que conozco por sus implicaciones en la alimentación de la población y el desarrollo de una agricultura autosustentable caracterizada por el uso de abonos naturales y bioplaguicidas, acercando la producción de alimento a las puertas del consumidor.
En el plano humano para algunos de nosotros significó una nueva experiencia laboral realizada en condiciones poco usuales. Durante meses viajamos a lejanos territorios en los escasos medios de transporte público disponible y separado de la familia, compartiendo las dificultades  de la gente, tal vez con la conciencia impregnada de la conocida frase, "resistir es vencer".
Póngame una caja de cerveza, por favor.
Recuerdo que yo tuve conciencia  que el "Periodo Especial" estaba muriendo, de una forma poco usual, cuando en unos de los interminables viajes de trabajo por la geografía granmenses entramos a un pequeños restaurante de pueblo habitualmente desabastecido y para nuestro asombro la carta ofrecía un menú variado y hasta la desaparecida cerveza cubana, lo que hizo decir a un colega de forma impulsiva, “póngame una caja de cerveza, por favor”, ante la mirada atónica del camarero que asombrado preguntó, ¿la quiere ahora?, ustedes son sólo tres personas y probablemente se le va a calentar, si desean se la sirvo poco a poco, bien fría, claro.
Lo dijo  con una mirada picara en que todos entendimos muy bien su significado. En ella estaba reflejada una parte de realidad del momento, caracterizado por el desabastecimiento de muchos productos y la necesidad de tener la visión propia de un jefe de retaguardia especializado en logística, donde era necesario almacenar y tener “cosas” de todo tipo ante las escaseces.
Por suerte muchas de estas realidades han quedado atrás. La percepción, de  parte de la gente de la calle, apuntan más   en hablar en término de precios y salarios que de carencias materiales, es parte de la nueva realidad, que con un espíritu pragmático, se emprenden en el país, dirigido  a en rumbar la sociedad sobre bases más sólida, adecuándola ante el cambiante escenario internacional a las posibilidades económicas de la nación.


¿Qué decir de Cuba?
Con frecuente escucho algunas personas, incluso dentro del país y medios de muchas partes del mundo minimizar el papel negativo del Bloqueo y maximizar nuestras propias insuficiencias, que son reales y deben ser superadas y no puedo menos que asombrarme cada vez que veo a grandes  países afectados por sanciones comerciales, o simplemente por  prácticas comerciales desleales, hablar del impacto terrible que tienen para  sus economías y me pregunto con tristeza, ¿qué decir de Cuba?
Pienso  en nuestro pequeño pueblo que ha pasado durante más de medio siglo una de las pruebas más dura cometida contra una nación, que aún persiste con más fuerza,  con su carga de daños materiales y espirituales contra la familia cubana para la cual moralmente esta prohibido  olvidar su pasado reciente, donde han quedado plasmados, en pequeños fragmentos de vidas anónimas,   sus hazañas  en permanente batallar contra las adversidades y la esperanza puesta en el presente y en los años por venir.