jueves, 29 de octubre de 2015

Sierra Maestra



Esta  región montañosa está llena de significados asociados a sus valores naturales, histórico-culturales y económicos. En un plano más íntimo está cargado de recuerdos  profesionales y personales.
Al recorrer su abrupta topografía es posible apreciar  la gran cantidad de lugares vinculados con la historia patria, desde la gesta liberadora a partir del año 1868 hasta los más recientes acontecimientos de los rebeldes, encabezado por Fidel,  en la montaña cubana. 
El macizo montañoso más importante del país se extiende por la parte sudoriental de la nación  y abarca el territorio de las provincias de Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.   
Comprende alrededor de 250 km de la costa sur oriental de Cuba, desde Cabo Cruz hasta la Punta de Maisí.
Su más alta elevación es el Pico Real del Turquino con 1 972 msnm que es su punto culminante.


La Sierra Maestra posee  una rica flora y fauna, donde se localizan parques naturales importantes como, el Parque Nacional Turquino y El Parque Nacional  La Bayamesa. Posee excelentes condiciones naturales para el desarrollo del Turismo de Naturaleza. 
Los territorios montañosos necesitan de una atención diferenciada teniendo en cuenta que son zonas ecológicamente frágiles, con una rica  biodiversidad y potencialidad para el desarrollo de actividades y producciones exclusivas, como el  café y forestal ; son espacios con difícil accesibilidad que demandan de una adecuada y no siempre lograda infraestructura económica y social, donde se debe posibilitar la integración territorial,  preservando la identidad cultural e histórica.
 Por eso ha habido una preocupación permanente de las autoridades por el desarrollo de la zona montañosa con el propósito mejorar las condiciones de vida de la población serrana, proteger el medio ambiente, sin descartar el  incremento de las actividad productiva de forma sostenible. 

Para su materialización los estudios de ordenamiento territorial pretenden lograr estas metas con un enfoque integral a los problemas económicos, sociales, naturales y constituye una base sólida para garantizar la promoción de modelos de desarrollo socio económico soste­nible en los sistemas montañosos. 
Estas visiones integrales  constituyen metas de trabajo para  diversos actores del territorio bajo la influencia de un escenario particular donde la belleza del paisaje impresiona por el verdor de sus montañas, su  relieve, con elevaciones y  escarpas que son cortadas  por numerosos de ríos, pero en ese entramado natural nada es comparable al hombre y la mujer de la montaña, ese ser humilde donde parece concentrarse, en un reservorio especial, las mejores cualidades del cubano.  
Una parte importante de ese espacio físico pertenece a la provincia de Granma  donde un 26 % de su territorio es montañoso. 
Es, además, escenario de trabajo de un grupo de profesionales que atienden los problemas urbanos y territoriales de la provincia.   
El comienzo de nuestra  vida laboral esta indisoluble ligado a este espacio montañoso donde es necesario aplicar los conocimientos aprendidos y adaptarnos a un ambiente inusual donde de muchas maneras nos reencontramos con nuestras raíces.
Por eso las evocaciones son inevitables y los días de trabajo sumaban nuevas experiencias laborales y humanas en el intento de dominar el espíritu indomable de la montaña, en mi caso mi colaboración técnica en la república de Namibia me hizo descubrir raíces comunes, aún en las marcadas diferencias entre países.
Recuerdo a mi amiga Lourdes recién graduada participando por primera vez de un recorrido por las lomas  en un microbús y para curiosidad de sus colegas la veíamos  alternativamente  cambiar de asiento, unas veces  a la derecha y otras veces a la  izquierda del transporte, en función de la escarpa que se visualizaba por la ventanilla del carro. Una sonrisa condescendiente aparecía en mi rostro que me preguntaba cuál sería la lógica de tal acción si pasaba la tragedia que Lourdes irreflexivamente quería alejar.
Pero no era un problema de género, por supuesto, una actitud parecida sucedió con un asesor extranjero, especialista en viales, que ya cerca de una loma que tiene  una  impresionante  pendiente   buscó sin encontrarlo el cinturón de seguridad de un viejo Was, pero seguro transporte de la época soviética, y ante su interrogante se le  aclaró que nunca lo tuvo. Para no dudar en bajarse con el rostro descompuesto y a  puro nervio emprender el fatigoso camino a pie mientras el carro seguía su desafiante y tal vez irresponsable marcha.
En las semanas de trabajo en los municipios montañosos nuestro degastado transporte nos llevaba hasta las cabeceras municipales y el equipo técnico se montaba en fuertes camiones madereros conocido por Kp3 para desafiar  caminos intransitables de montaña, abriéndose paso entre riscos y cruces de ríos para transportar su valiosa carga.
 Recuerdo con simpatía a mi amiga Deiby por su  forma campechana de  hacer su labor mientras busca información, para un estudio técnico, conversaba amigablemente con una campesina que lavaba en el río sus ropas indagando sobre datos del lugar mientras mi colega  atendía con gran esmero y responsabilidad la lata de ropa que hervía la serrana.
Cierto día que se me dio la encomienda de ubicar un número de viviendas en un lugar muy intricado de la serranía y me vi obligado a dejar el carro en un lugar conocido como el Hombrito después de un largo  viaje desde la cabecera municipal y avanzar  a pie, en un ascenso interminable, por canarreos cubierto de agua hasta mis rodillas para cumplir el trabajo encomendado. 
Sobre valoré mi esfuerzo hasta que descubrí que estaba en una  zona próxima al lugar donde  radicó el puesto de mando de la columna del Che, cerca del cual estuvo la emisora radio Rebelde y donde los combatientes habían instalado en esa época  una escuela, una fábrica de zapatos, una talabartería, una armería, una hojalatería y una herrería. Ellos convirtieron el heroísmo en algo cotidiano.  
Nunca las duras condiciones de la montaña fueron obstáculo para llegar a los lugares más recónditos ya sea con transporte automotor, caballo, mulo o en largas caminatas.
De esta manera  se ubicaron y construyeron decenas de consultorios médicos, hospitales, viviendas, escuelas, salas de televisión, centros de servicios y de infraestructura técnica.

Mejorar las condiciones de vida de la población serrana es una deuda que nunca podrá ser adecuadamente saldada, pero debemos intentarlo sin cansarnos. 

(Texto e imagen gráfica José Alberto Zayas Pérez. Fuente tomada de Internet)